viernes, 26 de septiembre de 2014

Marte de colores



Llega el otoño, esa estación de hojas rumberas y altas ventas de antidepresivos. Como gato casero que soy, me importa un bledo la bajada de temperaturas, siempre y cuando la calefacción no se apague y mi amo me permita usar su cuerpo como colchón calentito por las noches. La gata con la que comparto territorio ya ha asumido que el amo es mi calefactor personal y se limita a dormir a sus pies, sin intentar desplazarme de su barriga. Es un paso para que me caiga más simpática, pero le queda mucho camino.  
 Respecto a los libros que ando leyendo, acabo de finalizar un clásico de la ci-fi de los 90 que tenía pendiente, "Marte Rojo", de  Kim Stanley Robinson

 De esta novela se habló mucho y bien, incluso Arthur. C. Clarke llegó a decir que era la mejor novela escrita sobre Marte. Realmente es la primera novela de una trilogía y se nota, pues su final acaba dando a entender que la historia sigue y... bueno, tampoco es que me haya dejado ganas de leer cuanto antes las otras dos novelas para saber como sigue. Lo acabaré haciendo, pues soy un animal que le gusta acabar lo que empieza, pero, en este caso, sin prisas. 

 No es una mala novela, ni mucho menos. Nos cuenta la primera fase de la colonización de Marte, en un futuro cercano. Desde luego, el autor sabe de lo que escribe y sus conocimientos de la geografía, la geología y la posible terraformación marciana son notables y entretenidos de leer. Evita caer en el pedantismo y lo que describe no sufre el error de la disgresión, tan típica de las novelas de ci-fi: explica cuando es necesario, no para rellenar.

Es una obra coral,  y la diversidad de puntos de vista me gusta. No rehuye hablar de los problemas políticos, económicos, sociales y hasta ecológicos que implican la colonización de un planeta. Pero se centra más en los problemas morales que les surgen a muchos colonos de la primera oleada, los "primeros cien", un grupo principalmente compuesto de científicos más o menos idealistas, donde destacan algunos personajes.

 El resultado de la colonización de Marte es bastante previsible, si se conoce un poco al ser humano: en pocos décadas se monta un pifostio de notables dimensiones... y no cuento más. Solo que el Marte Rojo va a perder color. 

 Vaya, se pensarán algunos, si es una buena novela, además bien documentada, que no se corta en tratar ningún tema relacionado con la colonización de un planeta...  ¿en qué te falla, gato exigente?
 Pues en que, por algún motivo, no me engancha su lectura. Quizá la mezcla de acción, divulgación científica, teoría político-social, romance más una pizca de intriga no me cuaja bien, por simple exceso de mezcla. Por otra parte, me sobran algunos personajes, que parecen puro relleno, y otros, que los quiero ver más, de pronto, la palman. Además la mitad de la novela es un flash back que ya sabes como va a acabar, un recurso narrativo que no me gusta personalmente. En fin, se me hace larga, un pecado casi imperdonable para un gato. 

 Leeré las dos siguientes novelas (Marte Azul y Marte Verde) sobre esta saga marciana para hacerme con una visión clara de toda la historia. Puede que cambie el sentimiento agridulce que me invade si valoro todo el conjunto. Aunque una lata de atún haría el mismo resultado sin perder tiempo.  

Como curiosidad, esta novela y sus continuaciones sirvieron de inspiración para crear la ¡¡bandera marciana.!!



No hay comentarios:

Publicar un comentario