martes, 14 de agosto de 2012

Agosto de galletas metálicas



 Sigue el tiempo "estival" en mi territorio. El día soleado se acompaña de varios nubosos o, directamente, mojados de lluvia perezosa. Pero al menos la temperatura es buena y, al ser gato doméstico, solo me mojo cuando salgo a la terraza a cotillear el vecindario.
Mi amo descansa de sus problemas odontológicos y sigue escribiendo en Tabula biografías de gente perdida en la historia que no importa a nadie. Esta vez le ha tocado a un tirano griego. Si es que la idea de tiranía tira mucho, sobre todo a humanos dominados como mi amo, que padecen las de sus teóricas mascotas.
 También ha estado mirando las Olímpiadas de Londres, ya saben, esa lucha por coleccionar tres modelos de galletas de metal (la de huevo vale más) que enfrenta a los humanos cada cuatro años en deportes extraños que nunca nadie ve, excepto en esos días, pero que producen frustración a raudales si, por ejemplo, a una mujer vestida de lentejuelas psicodélicas se le cae una pelotita  en un baile rarísimo o a un fornido varón se le atraganta el agua de una piscina que pretende cruzar como un poseso epiléptico. 
 Cosas de humanos que nunca entenderé, ni pretendo hacerlo, para no perder mi preciado tiempo gatuno. Ser felino te pone por encima de estas mediocridades absurdas de primates, producto de claros fallos en el proceso evolutivo.Si al menos el premio fuese una caja de suculentos atunes... pero es que dar galletas de metal, qué cutre surrealismo.
 Yo aproveché los días de las galletas de metal para navegar un poco en la red, donde me encontré un blog muy interesante, "El rincón de Koriander", que acaba de ponerse en marcha, para informar y comentar sobre la fantasía y la ciencia ficción. Géneros que me apasionan y que en los últimos meses han sufrido muchas defunciones de webs. Espero que tenga futuro y alegre el triste páramo en que nos hemos asentado.
Vaya, está saliendo el sol entre la invasión de nubes plomizas.  Es un milagro y bendición de los cielos en este verano de pega. Así que aprovecho para irme a la terraza y chupar el solete que pueda. 
 Siento dejarles, pero mi egoísmo felino debe ser satisfecho.
Hasta otra.
 

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