jueves, 22 de diciembre de 2011

Tiempos Místicos




La presentación del libro de mi amo en Madrid le ha afectado su ya maltrecho entendimiento. Vaga por el piso con sonrisa lisérgica, sumido en las nubes de su ego desbocado y dándome caricias disperso en sueños de grandeza literaria y misticismo poético.
 Ya caerá del árbol, uno como el que les pongo en la imagen, y de morros.
A mí, la verdad, me importa poco mientras no me pise la cola y no se olvide de darme atún. Pero lamentaría que su libro no tuviera éxito. No por cariño, que soy un gato y el sentimentalismo sin premio no lo alcanzo a entender del todo, sino porque entonces tendría que aguantar sus reproches al mundo y su queja de conspiraciones diabólicas que buscan hundir su talento. En esos momentos se pone muy pesado, me cepilla menos, me pisa más la cola por descuido y cuando duerme, se mueve como un poseso en la cama. Y como yo duermo sobre su barriga, pues me fastidia bastante. A él también, pero eso no me importa.
En fin, que si le pueden comprar Tempus Vesanicum, les estaría agradecido.
Por otra parte, mi amo también está alegre porque en Madrid encontró a viejos y nuevos conocidos muy interesantes y agradables, según comenta. Así que supongo que el mundo está más lleno de idiotas de lo que pensaba.
Noticia a destacar, por decir algo más, es que mi amo se ha puesto a escribir otra novela con cierto ímpetu, aunque con los rituales neuróticos de siempre: tocarse la nariz, mover los pies, mirarme de reojo como si fuera un fantasma... En fin, otra vez molestando a las musas. Eso sí, ahora con cara de San Pablo caído del caballo.
A ver qué le va saliendo esta vez.

Ah, por cierto, que ustedes celebran eso llamado Navidad, que aún no entiendo bien, pero parece divertido, porque va de comer, beber y hacerse regalos bajo un árbol. Pues que lo pasen bien.
A ver si mi amo es generoso y me da también regalo, que me lo merezco. Siempre me lo merezco.
Ya les contaré.

2 comentarios:

  1. Cuida de tu amo, que yo al mío le tengo repleto de ronroneos y frotaciones, logrando de esa manera buena comida y caricias. Por cierto que parece ser bueno ese libro, pues le encuentro bajo la manta en la cama leyendo con fruicción y soltando por la nariz aires de significado incierto, pero acompañados de sonrisas y alguna que otra carcajada que me hace levantar la oreja y mirarle pidiendo silencio... a ver si no voy a poder dormitar a gusto.

    Fdo. Remo, dueño de un humano muy tonto.

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  2. Todos son tontos, Remo, no tienen remedio.
    Espero que no te moleste demasiado. Si no, amenázale con llamar a tu hermano Rómulo, que debe tener una mala leche...

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